El Círculo de Periodistas de la Provincia brindó por sus 114 años de vida
Tras dos años de virtualidad, el Círculo de Periodistas bonaerenses conmemoró un nuevo aniversario y levantó las copas por el Día del Periodista
Autora: Elsa C. Bustos
Otra vez el maldito despertador. ¿Son las cuatro de la mañana? No, son las cuatro de
la tarde. Todavía sigo por inercia con la costumbre de madrugar para ir a la radio.
¡Estoy jubilado! No puedo asumirlo. Claro, hoy me esperan en un programa de
televisión donde todo el mundo opina sobre infinidad de temas que ninguno conoce.
Pero parece que da popularidad porque ninguno se niega a asistir a esas charlas
dislocadas. En realidad no tengo ganas de ir, lo triste es que dije sí cuando me
invitaron y no me gustaría quedar como un tipo irresponsable. La piba que me llamó
es una productora jovencita, y me insistió tanto, que no pude negarme. “Mire,
Alberto, que si me falla me van a retar, es mi primer programa y no me gustaría quedar
como una chanta”. Y claro... ¿Cómo negarme a esa súplica?
Hace tanto que no salgo. No sé qué ropa ponerme para no parecer un viejo
anticuado. Ahora se usa el traje sin corbata, pero no me acostumbro a esa idiotez. O
vas bien vestido, o con ropa sport, “casual”, como dicen. En realidad, prefiero ir de
traje, con camisa y corbata. Tampoco es cuestión de pasar por un pordiosero. Aún me
quedan dos trajes, un saco azul, dos pantalones y dos o tres camisas más o menos
rescatables. Pobre pero digno, diría mi abuela. Querida vieja, siempre creyó que su
nieto era un intelectual. Pensaba que el periodismo era lo máximo, la puerta de
entrada a la consagración, la llave mágica para el triunfo, la opulencia y el acceso a las
altas esferas sociales…Cuando vio mi primera nota con mi firma en un diario del
pueblo, la recortó y la hizo enmarcar para colgarla en el living. Y ni qué hablar cuando
me vine a Buenos Aires y comencé a escribir en diarios más importantes…Creía que mi
vida estaba realizada, cuando en realidad el calvario recién empezaba. ¿Cuántos años
pasaron? Cincuenta. ¿Cincuenta? ¡Qué bestialidad! Realmente soy una antigüedad.
¿Será por eso que me invitaron? No me trago que ahora me digan “maestro”. Si en
esta profesión la lucha diaria es sin cuartel, te echan, te patean, te traicionan, te
envidian, te mueven el piso, te amenazan. Hay pocos amigos. A veces tenés suerte y te
tocan buenos compañeros en algún diario, en algún programa o en la calle. Pero no
siempre se da.
Ahora que pienso, quedan muy pocos de mi generación. Es tanto el vértigo del
trabajo, que no hay tiempo para encuentros, visitas o charlas de café. Nadie puede
sobrevivir con un solo empleo. Todos corremos desde la mañana hasta la noche. No
valen los feriados, los fines de semana. Hay que aguantarse hasta que lleguen las
vacaciones. Suponiendo que el presupuesto te alcance para arrastrar a toda la familia.
Muchas veces preferí ahorrar ese dinero para que mi hijo fuera a un colegio privado o
tuviera una buena prepaga de salud. Hoy, te sacude la noticia de que murió un colega
al que una vez tuviste de compañero, veinte o treinta años atrás, sin volver a verlo.
Entonces reaccionás. Podría haber sido yo. Claro, si vivimos las mismas cosas. Buenas y
malas. Y seguro, que murió solo como un perro. Porque casi todos los que conozco,
igual que yo, no han tenido una vida normal. Las mujeres te dejan cuando se dan
cuenta de que no te da el cuero para millonario. Que los tiempos de ella no son los
mismos que los tuyos. Que un aniversario de casados no puede competir con un viaje
para cubrir un mundial de fútbol, o el cumpleaños de uno de los pibes debe
postergarse porque hay que cubrir una conferencia de prensa o entrevistar a un
político de turno. Por supuesto, la familia de ella se encarga de echar leña al fuego: “Te
dije que te casaras con aquél abogado que te pretendía. O ¿qué pasa con tu marido
que nunca está en ninguna reunión familiar? ¿Estás segura que no anda con otra? Mirá
a las horas que regresa a tu casa. Claro, como él dice, el cierre del diario es tarde.” Y así
se destruyen los matrimonios y te alejan de los chicos.
Por suerte, tuve un solo pibe que me salió de diez. Médico. Investigador, me
contaron. Ahora está en Boston y tiene dos hijos. Claro, es lejos. Para él y para mí. Lo
vi en Estados Unidos, cuando se casó. Mi ex ya había muerto, y él me mandó el
pasaje para que lo acompañara en la ceremonia. Después vino a verme a Buenos
Aires, porque participó de un congreso médico en esta ciudad. Y otra vez, estuve de
visita en su casa, para una Navidad. Dos o tres veces, nomás. Pero me llama de vez en
cuando. Realmente es un buen muchacho. A mi nuera, prácticamente no la conozco,
como es gringa y no habla español, y yo nada de inglés, no hay diálogo con ella. Mis
nietos casi no hablan “en argentino”, como dicen ellos. Solo se expresan cuando mi
hijo les dicta alguna frase para saludarme por teléfono .Pero está todo bien. Deben
vivir sus vidas como yo viví la mía. Lo importante es que están geniales y ni sueñan con
regresar. Total, soy el único familiar cercano que les queda.
¿Dónde puse los zapatos? Tengo que lustrarlos antes de que se haga tarde. Me
dijeron en el canal que me enviarían un remís para buscarme. Creo que el programa
empieza a las seis, así que tengo tiempo. Hablando con la piba productora, me contó
que muchos colegas que tuvo como profesores me recordaban. Claro, en aquellos
años todos nos conocíamos. Nos reuníamos en alguna fonda para “cambiar figuritas”,
como le decíamos al intercambio de noticias o trascendidos. No había celulares, ni
internet, ni redes sociales, ni nada de esos inventos que los pibes conocen tan bien y a
nosotros nos enloquecen .Hubiera sido fantástico contar con tantos chirimbolos en
aquella época. ¡Cómo habría resultado de fácil y rápido nuestro trabajo! Me dicen
“maestro”… Será por lo viejo, ya que no estudié en la Universidad, pero me invitaron
muchas veces a dar alguna charla en la Escuela del Círculo de la Prensa y fueron de los
mejores momentos de mi carrera. Pensar que hice de todo. Era fundamental
sobrevivir. Periodismo gráfico, radial, algo de televisión, comentarista deportivo,
movilero, corresponsal de varios medios gráficos y radiales, hasta temas de agricultura
y ganadería para una revista especializada, espectáculos, y lo más divertido y mejor
pago: ghost writer. Escritor fantasma, que le dicen. Ahí sí que gané buena plata. Los
discursos eran mi fuerte. Y cada vez que se acercaba la fecha de elecciones me
buscaban, como a Esopo, ”para hacer hablar a los animales”. Era un buen “kiosco”.
Tranquilo, sin apuro, escribía en mi casa para que nadie se enterara. Y después veía al
energúmeno que me había contratado, dándose aires de valioso plumífero frente a un
micrófono. Pero con ese curro pagué la Facultad de Medicina de mi hijo. Ahora todo
está regulado por el marketing, los coachs, los asesores de imagen y qué se yo que
otras yerbas. Yo hacía todo a pulmón. Y sin tanto aspaviento.
En realidad, no me quejo de mi vida. Fui casi un aventurero, por los viajes y la gente
que conocí de todos los estratos sociales. Solamente un periodista puede darse el lujo
de comer en un palacio, saludar a dignatarios, entrevistar artistas, presenciar
espectáculos internacionales, conocer campeones deportivos y todo un mundo
deslumbrante que muchos desearían alcanzar. Sin más dinero que un escaso viático y
el pasaje pagado por la empresa. Claro, luego hay que bajar a tierra, como un simple
peatón, pero ¿quién te quita lo bailado? No, yo no me cambiaría por nadie. Los
recuerdos están firmes en mi cerebro y aunque hoy sólo soy un jubilado, las vivencias
son más fuertes que cualquier deseo consumista.
Siempre despunto el vicio. Me duermo muy tarde. Veo todos los programas de TV
culturales, políticos, económicos y deportivos. Vivo haciendo análisis de contenido,
como cuando tenía un programa radial, que se anunciaba “periodismo de contexto con
música e imaginación”. Admiro la tecnología. Pero me indigna la falta de
profesionalismo en muchos que se auto titulan “conductores” en los medios, sin haber
resuelto todavía si “hombre” va con “h” o sin “h”. Hay que saber escribir, señores. Lo
demás se da por añadidura. En mi época, claro hace medio siglo me dirán,
comenzábamos con la gráfica. Bajo el ojo siempre alerta del secretario de Redacción.
No podía haber errores. Y hasta sabíamos diagramar, porque teníamos en ese ámbito
los verdaderos maestros.
Ahora no sé qué pasa. Entonces nos considerábamos “servidores de la verdad” y hoy
me vuelvo loco al escuchar la cínica teoría de la “postverdad”. No existe más la verdad.
Y hasta aparecieron como un alarde, las “fake news”, las falsas noticias, integrando la
información que los supuestos hombre de prensa entregan al público desprevenido.
Recuerdo como nos exigían- y nos exigíamos- el chequeo de nuestra fuentes, algunas
“subterráneas”, pero seguras y confiables que defendíamos a capa y espada. Nunca
menos de tres, en mi caso. La ética no era una simple palabra en los medios serios.
Tampoco las reglas de estilo, que parecieran ser un miriñaque, en las tramas actuales
del periodismo. Hasta existían en los diarios los correctores de estilo, que se
respetaban y admiraban.
Muchas veces, noto como me sube la presión arterial, cuando leo, escucho o veo,
actitudes de los “nuevos periodistas” que considero una evidente mala praxis, un
desborde de groserías y una inaguantable muestra de ignorancia. Siento una enorme
tentación de llamar a cada seudo “profesional” e increparlo, decirle para qué “se
metió a periodista”, por qué quiere hacer tanto daño al público en lugar de educarlo,
por qué, por qué… Pero me callo, sé que dirán “pobre viejo está fuera del tiempo y del
espacio”, y tomo algún libro para calmarme con tipos como Borges o Chesterton.
¿Y el respeto al “off de record”? Es decir, no difundir lo que alguien, en especial un
funcionario nos contó y pidió mantener en secreto. Resulta que es más fácil en este
tiempo alucinante, no solo difundirlo, sino grabarlo y enviar el mensaje a todo el
mundo por las benditas redes sociales.
¿Y el rumor? Una especie que nosotros tomábamos con pinzas, como mera
orientación para la búsqueda de la verdadera noticia. No hay valores morales ni
legales que impidan destruir a una persona, una familia, una institución. Simplemente,
un perverso inventa una información y aniquila una vida entera, por un punto de rating
de un espacio chimentero o una tapa de una revista para lectores hipoproteícos, como
solía decir un médico amigo.
Hace pocos días un loco lanzó al aire el rumor de que Diego Maradona había muerto.
Lo hizo con premeditación y alevosía. Me “broté” como hacía mucho no me pasaba. Y
sentí que ya no existe el periodismo que conocí. Que cualquier cretino es capaz de
destruir una existencia, una trayectoria o una personalidad, no importa que sea un
crack o un simple ciudadano honesto, con familia y bien nacido.
Cuando pienso en ese episodio me caliento, me sube muchísimo la presión. Creo que
debo tomar la pastilla para la arritmia antes de salir. ¿Qué me pasa? Parece que la
habitación da vueltas como una calesita. Trataré de llegar a la cama…
Horas más tarde, las radios e informativos televisivos comunicaron que el veterano
periodista Alberto Aguirre, fue encontrado muerto en su mono ambiente del barrio de
Caballito, en circunstancias extrañas que se investigan. La carátula del expediente
respectivo indica “muerte dudosa” y se esperan los resultados de la autopsia. No tenía
familiares en el país y tampoco amigos íntimos. Algunos medios de la farándula
señalan que podría haber fallecido debido a una sobredosis de droga o alcohol, o bien
a causa de alguna compañía femenina que intentara robarle, abusando de su
ancianidad y confianza. Hasta que la Justicia pueda comunicarse con un hijo que
reside en el exterior, su cuerpo permanecerá en la morgue policial.
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Elsa Cristina Bustos
El Intendente Julio Garro recibió en el Palacio Municipal a miembros de la Junta Promotora que postula a La Plata como sede del Congreso Internacional de la Lengua Española 2028.
En la oportunidad el jefe comunal manifestó “el total apoyo a esta iniciativa elevando la vista para ir por un sueño con la idea que la Ciudad pueda ser sede de tan trascendente acontecimiento, apoyando la labor mancomunada entre las asociaciones de la sociedad civil y el estado municipal brindando todo su respaldo”.
Por su parte desde la comitiva destacaron que “venimos hace un año trabajando con un proyecto que tiene que tener una planificación de largo alcance y que debe involucrar a todos los actores de la sociedad de la región. Esto tiene que ser una cuestión de estado de la Ciudad y aspiramos a que todos los sectores se integren y sean parte. El idioma va cambiando y estos congresos son para eso. Estamos trabajando para que La Plata sea sede y luego allí poder debatir todo lo que tiene que ver con nuestra rica lengua. Queremos Re jerarquizar a la Ciudad y al conjunto de los vecinos y las entidades”.
El objetivo inmediato es conseguir adhesiones en las instituciones y personalidades de la Ciudad y en noviembre, para el 140° aniversario de La Plata, tener la propuesta definitiva para elevarla a las autoridades organizadoras del Congreso.
Cabe señalar que el próximo Congreso será el año próximo en Arequipa (Perú), luego posiblemente la sede sea Cadiz (España) 2026 y el siguiente va tomando fuerza la propuesta de nuestra Ciudad.
De la reunión de la Junta Promotora participaron: Dr. Javier Mor Roig secretario de Relaciones Institucionales y Dr. Alfredo Brunetti prosecretario, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP); Eduardo Tucci presidente y Hugo Mársico vicepresidente del Círculo de Periodistas de la Pcia de Bs As; Lic. Guillermo Pilía, Secretario de la Sociedad Argentina de Escritores SADE Nacional y presidente Filial La Plata; Dr Jose Luis Cimini, consejero del Colegio de Abogacía de La Plata; Alberto Alba, presidente de la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata; Lic. Agustina Bambaci, por viceconsulado de España La Plata y AIDAS (Asociación Iberoamericana del Derecho a la Salu; Dr. Roberto Alvarez Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER).
Desde 1997 los congresos internacionales de la lengua española (CILE), que comenzaron en 1997, se celebran en distintos países hispanohablantes, de los que participan personas de todos los países de habla hispana, escritores, artistas, especialistas y profesionales de los más diversos campos del quehacer cultural.
Los mismos están organizados por el Instituto Cervantes, la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), junto con los distintos países anfitriones, con el propósito de impulsar el compromiso institucional con la promoción y unidad del idioma común de 580 millones de personas en todo el mundo.
Cabe destacar que el Congreso Internacional de la Lengua Española es un acontecimiento de carácter universal que se celebra cada tres años en una de las distintas naciones hispanohablantes, y constituye uno de los foros de reflexión más significativos acerca de la situación, los problemas y los retos del idioma español, con el objetivo de generar conciencia de corresponsabilidad sobre la promoción y la unidad de la lengua española entre los gobiernos, las instituciones y las personas. Ver menos
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EL ORGULLO DE HABLAR ESPAÑOL
(Ensayo)
(Premio “Gente de Letras” (2005)
En su libro “Babel y el Castellano”, editado en Buenos Aires en 1945, Arturo
CAPDEVILA , maestro de las letras argentinas y quien fuera en vida docente preclaro de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, entre otros muchos méritos desconocidos por las nuevas generaciones de escritores, afirma que “nunca pude en rueda de españoles e hispanoamericanos, dejar de sentir una honda emoción de fraternidad”. Y subraya que en aquellos grupos ninguno
hablaba el castellano por imposición tiránica u otra humillante necesidad, “todos –dice- en absoluta certeza, lo teníamos por propio, íntimo y muy legítimo bien”.
Años atrás, en 1973, con el beneficio de una beca de Aktion Adveniat
(Alemania) pude acceder al posgrado del CIESPAL (Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo y Comunicación Social de América Latina), en Quito, Ecuador, y captar una dolorosa realidad lingüística mediante una batería de encuestas formuladas por los profesores de UNESCO, de quienes depende ese Centro y realizadas por todos los integrantes de nuestro XIV Curso. No resulta estéril rememorar aquella experiencia en estas nuevas coordenadas de tiempo y espacio para acercarme más al ideario del Maestro Capdevila, como lo registré
en alguna de mis anteriores publicaciones. (BUSTOS, Elsa Cristina “La pulsión de la censura”, Ed.CID, Bs.As.1994).
investigación ideada por UNESCO-CIESPAL sobre el efecto de los medios de
comunicación masiva en áreas marginadas de distintos centros urbanos artesanales, en este caso la ciudad de Otavalo.
La encuesta fue descubriendo entre aquellos vericuetos montañeses que
conducen a pétreas y blancas viviendas de tejedores de ponchos multicolores de lana cardada a mano y tinturas de ignotas recetas vegetales, donde no permiten el acceso a los agentes del Censo gubernamental, “porque no nos gusta que nos cuenten como a los animales”, resultados tan insólitos como alarmantes.
“¿Qué estudios ha realizado?”, preguntamos a través de nuestro intérprete-guía, un maestro de habla quechua, a jóvenes y adultos de edades indefinidas.
La respuesta era siempre la misma. “Seis años de “escuela blanca”, mi reina”
¡Seis años de escuela primaria en español! Sin embargo, esa gente había olvidado -¿o borrado?- todos sus conocimientos de ese idioma, para volver a hablar en su idioma natal, el quechua, mientras soñaban con que sus hijos aprendieran inglés para comerciar sus tejidos con “los gringos”, esos turistas que tenían los mágicos y poderosos dólares que los deslumbraban.
Los resultados de la investigación registraron la verdad comunicacional de
aquella población: todas las familias poseían equipos de radiofonía de última generación, pero ninguno de sus integrantes supo contestar nunca qué escuchaba en ellos. Solo contestaban “música”, “deportes” o “noticias”, sin poder definir cuál tipo de música, deportes o noticias eran esos. Como tampoco el nombre de su país o los colores
de la bandera nacional aprendidos en la escuela.Y pudimos enterarnos que se dieron casos de mutismo selectivo en algunos niños, presionados entre las expresiones de su lengua natal y “la de los blancos”.
La conclusión es sencilla: en un mundo abrumado por el exceso de información, esa comunidad ecuatoriana, como tantas de Hispanoamérica, permanecía en la más completa y dolorosa desinformación, no por carencia de instrumentos de comunicación social sino por fallas en el mensaje recibido y su código de transmisión: el idioma.
Con esta experiencia y posteriores estudios, proclamo mi orgullo y alegría de pertenecer a la gran comunidad hispanoparlante y manifiesto la convicción de que a través de nuestro idioma común, será posible establecer lazos indestructibles de fraternidad y solidaridad entre las naciones que la componen. Provista de esta tesitura, intentaré seguir al Maestro CAPDEVILA para historiar los avatares del idioma castellano en Argentina, hasta arribar a esta etapa de globalización, consumismo y transculturización.3
Amor controvertido
Las guerras de la Independencia dejaron un amargo resabio
colonialista en los criollos de fines del siglo XIX. No había líder político,
militar o religiosos, que no manejara con igual soltura y bravía actitud,
tanto la espada como la pluma. Todos o casi todos, fueron periodistas,
habida cuenta de que el periódico era el único medio para dirigirse a grupos sociales mayoritarios, y se dio en Buenos Aires hasta la increíble
circunstancia de que el periódico oficial -”La Gazeta”- polemizara consigo
mismo, según el director que lo rigiese cada semana.
Claro está, que el periodismo de entonces no podía dejar de ser
combativo y hasta sedicioso, porque el clima tórrido de las pasiones
políticas no hubiera dejado cabida a la idea de “objetividad informativa”,
implantada años después por las corrientes del liberalismo. Mas pese al
resentimiento con la Vieja Madre Patria “castradora y tiránica”, todos los
comentarios, críticas, panfletos o simples hojas clandestinas, estaban
escritas en idioma español y no en dialectos o regionalismos de algunas
provincias integrantes de la Confederación, ya que los próceres de nuestra
tierra se habían nutrido de las enseñanzas de las más selectas universidades de España, o de las de Charcas y de Chuquisaca primero, y de Córdoba o Buenos Aires después, en las que la lengua de Cervantes constituía un ineludible y venerado modo de comunicación.
Al decir de Capdevila, “la literatura crepitó mezclada con la pólvora”
y estoy en condiciones de aseverar, que la literatura argentina nunca dejó
de demostrar esta especial característica. Porque está plena de ejemplos de
valentía y resistencia ante los reiterados ataques a la libertad de expresión
al avasallamiento de cualquier otro derecho humano. La pólvora nunca se
humedeció con lágrimas de cobardía o resignación y las bocas de los
cañones rugieron al igual que las vetustas máquinas impresoras escondidas en sótanos tan profundos como el sentimiento patriótico de quienes las manejaban. Superficialidad hispanofóbica.
Recuerda el maestro a quien seguimos, que “es necesario para el
apaciguamiento un ambiente de mucho olvido; es necesario que ningún
soplo inoportuno desnude a la brasa de su lenta ceniza”. Y en América
hubo frecuentes ráfagas, intervenciones poco hábiles de España en el
Pacífico “y ese inacabable relampagueo hacia el lado de Cuba, que
renovaban la atmósfera de la mal pasada tormenta”. Así, rememora sus
nueve años de edad en su Córdoba natal, cuando desenvainó su habitual
espada –obviamente de lata- contra un distinguido caballero español, al
grito de “¡Cuba libre!”.
Los intelectuales del siglo XIX sufrían de hispanofobia. Mal que no
solo afectaba a su visión de España sino también a todos sus productos,
especialmente su idioma. Entre ellos, sin duda, los que más se ensañaron
fueron Sarmiento y Alberdi, que llegaron hasta la blasfemia y el deseo de
orfandad buscando en otras lenguas donde abrevar su modo de discurso.
Alberdi proclama. “Es evidente que aún conservamos infinitos restos
del régimen colonial…ya que los españoles nos habían dado el despotismo
en sus costumbres oscuras y miserables”. En cuanto al castellano, afirma
casi axiomáticamente que “es una lengua que nuestra patria no quiere
hablar”. Su pensamiento no acepta la realidad de la emancipación política y la continuidad del colonialismo literario. Y sin darse cuenta del peligro de
su movimiento pendular impulsado por el frenesí de su juventud, agrega:
“En las calles de Buenos Aires circula un castellano modificado por el
pueblo porteño, que algunos escritores argentinos, no parecidos en esto a
Dante, desdeñan por el castellano de Madrid”. E insiste que es ésta “una
lengua de la mayor perfección filosófica…”(…) “aproximarnos a esta
forma por las imitaciones francesas es acercarse a la perfección de nuestra
lengua” (…) “ y llegar a imitar a una lengua perfecta es imitar un
pensamiento perfecto”.
Pero sin duda Alberdi representa lo que Capdevila llama “la izquierda echeverriana”, pues fue Esteban Echeverría quien comenzó a ahondar en esta materia con mayor equilibrio que el autor de las “Bases”.
Su voz sonó firme sobre el Río de la Plata: “No nos hallamos dispuestos a
imitar imitaciones ni a buscar en España ni en nada español el principio
engendrador de nuestra literatura que España no tiene ni puede darnos”. Tal aseveración debe entenderse dentro de un claro contexto: los mericanos aceptan de España el legado de su idioma, más a condición de mejorarlo, de transformarlo progresivamente hasta la emancipación. Por ello.
Echeverría recomienda no adulterar “con postizas y exóticas formas su índole y esencia, ni despojarlo de los atavíos que le son característicos”. Y
de allí sostiene Capdevila, que la doctrina de Alberdi no fue sino la
interpretación exaltada de los postulados de su amigo y maestro.
Sarmiento: cambiar por decreto Si Alberdi llegó a estas instancias, hasta dónde no sería capaz de llegar Domingo Faustino Sarmiento, el loco genial, un hipertípico írrito, según definición de algún psiquiatra, que no temía gritar y golpear la madera de su banca de diputado porque “traigo los puños llenos de verdades”.
Sarmiento fue ante todo un educador, aún desde el libro o el periódico. Quiere salvar la civilización en el Plata y no encuentra la respuesta en su lengua. Juzga, sin más ni más, que el idioma castellano se ha convertido en un instrumento inútil que debe abandonarse. “España que anda a vueltas entre revoluciones y motines no le puede servir –explica Capdevila- ; acabemos entonces con España sostiene Sarmiento”. Y la da por muerta. Le parece que después de Cervantes ni el ingenio, ni el gusto, ni la novedad hallan lugar en la literatura de la Península. No hay nada que esperar de la lengua castellana. “Tenemos que ir a mendigar a las puertas del extranjero las luces que nos niega nuestro propio idioma”, vocifera el ilustre sanjuanino a quien la religión del progreso lo cuenta entre sus adeptos. Cree, desde sus dogmas,
que el español “se ha vuelto un dialecto inmanejable para la expresión de
las ideas”. En tal idioma muerto, España solo dejó para él un enorme
caudal de ignorancia. Bien quisiera, con su afán de “educar al soberano”
hallar otro modo de comunicación: “Hay lenguas gubernativas…El
castellano no es lengua de gobierno”. Y está seguro de que en el castellano
solamente hay palabras huecas, no ideas. “Agricultura en castellano,
geología en castellano, hablar de arcos y de inventos en castellano…¡un
diablo! Esta lengua es un viejo reloj herrumbroso que marca todavía el
siglo XVI. No dejará nunca de marcarlo”. Este es el mensaje de Sarmiento,
su febril obsesión, desde 1842 hasta 1870.
Fin de la exaltación utópica Casi contemporáneamente pero en otras latitudes, Guillermo de HUMBOLDT (1767-1835) ,en su ensayo “Las lenguas del Nuevo Continente”, se preocupó por el idioma donde –dice- “el alma de las
naciones encuentra su expresión más elevada”. En la referida obra opina también que “el pueblo disfruta de esa influencia benéfica y, además, diariamente se sirve de las mismas palabras y de las mismas frases, por cuyos recursos percibe el hombre ordinario matices más finos y guarda contacto con lo que, en muchos aspectos, se encuentra encima de él”. Para Humboldt el lenguaje es una forma de ascensión del pueblo “desde el fondo mismo de sus pensamientos y sentimientos”. Y no dudó en afirmar: “Uno de los cuidados más importantes de quienes dirigen la instrucción pública de un país es el de conservar el lazo del lenguaje, que es el medio que torna tan libre y fácil la comunicación entre las diferentes
clases de la sociedad”. Con euforia insiste sobre las lenguas: “Son compañeras de nuestros goces y alegrías, testigos fieles de los más secretos
movimientos de nuestra alma: las lenguas atraen hacia sí y una parte de
nuestra vida, la conservan y trasmiten y establecen una honda armonía
entre los que, aún en regiones distintas, pertenecen a una misma nación”.
Nuevamente bajo la Cruz del Sur, hallaremos que muchos autores
insistirán en sostener que tanto Echeverría como Sarmiento y otros,
llegaron a hablar de una lengua primitiva de los argentinos. Y sobre este
asunto explica Capdevila “no faltó durante larga época, la vaga creencia en
un idioma nacional, ya porque se le supusiera en formación, ya porque el
patriotismo condujese a desearlo”.
Al hacer con Capdevila un análisis retrospectivo de este
nacionalismo idiomático, hallamos la dificultad de definir cuáles serían las
ventajas si aceptáramos tal tesitura. Porque como advierte el autor a quien
seguimos en nuestra ponencia “si resulta legítima en la Argentina la
creación de una lengua, cerca de veinte lenguas debían formarse en la
América Española por análogo motivo y con igual derecho. Con lo que la
revolución americana vendría a resultar con el tiempo lo menos favorable a América, mal que mal solidaria. Habríase hecho un conglomerado de
naciones irreparablemente extrañas. Casi como cambiar un sistema
planetario por un momento turbión de cometas errantes…
América, España, hoy Los tiempos han cambiado muchos desde aquellas polémicas. El
mundo globalizado y los medios de comunicación electrónicos, así como
las nuevas autopistas informáticas permiten al hombre desde cualquier
lugar donde se encuentre, tomar contacto con sus semejantes, en cualquier
idioma, en forma inmediata. Internet fue la gran revolución que eliminó
fronteras de la comunicación y el conocimiento. El mundo se achicó y
hasta la Historia puede indagarse rápidamente en la pantalla de nuestra
computadora. Ya no buscamos el patriotismo en nuestro idioma.
Intentamos simplificar nuestros contactos lingüísticos y el idioma inglés
aporta una eficaz manera de lograrlo. La tecnología exige conocer estas
reglas y quien nos las comprende queda aislado del mundo y del futuro.
Pero ello no significa rechazar el idioma natal, con sus vivencias,
recuerdos, nostalgias, afectos y hasta luchas por la libertad. La voz de la
madre, el himno patriótico, el canto sagrado o la canción de los amantes
8seguirá en el tiempo y el espacio de nuestra existencia,latiendo con cada
pulsación, con cada nota musical… Como bien afirma Capdevila en frase que nos conmueve: “Hoy por hoy, todo puede ser sojuzgado en un pueblo , menos su idioma”. Claro
ejemplo de esta aseveración la ofrecen, entre otras comunidades, los
vascos,catalanes, puertorriqueños, irlandeses ,hispanos residentes en
Estados Unidos de Norteamérica y en esta instancia bélica los ucranianos.
Según estadísticas actuales los hispanoparlantes en EE-UU,superan el 20%
de su población y son muchas las escuelas que tienen al español como
segunda lengua a impartir en su currícula.
Capdevila no duda en señalar que “el idioma es un fenómeno espiritual lleno de sorpresas ; lo que suele cambiar con el tiempo no es la
lengua sino el lenguaje; no es el idioma sino su timbre, si podemos hablar
así”.
Por su parte, Jorge Luis Borges, en sus inquisiciones sobre “El
idioma de los argentinos”, no llega a señalar otra cosa que una diferencia
de tono entre el lenguaje familiar hablado porteño y el español. “No hemos
variado el sentido intrinseco de las palabras, pero sí su connotación en lo
que mira a las emociones”.
De allí que con sus 61 años a cuesta –apagados los ardores
hispanofóbicos- Alberdi debió reconocer que en España y América “el
idioma será el mismo en el fondo” (Cambours Ocampo, Arturo
“Lenguaje y Nación”). Y el propio Sarmiento, cuando ejerció la
Presidencia de la Nación Argentina, dispuso que la enseñanza por
profesores extranjeros debía corresponder a “españoles de la Península”.
En 2004 , el Congreso de la Lengua española que tuvo lugar en la
ciudad de Rosario, Argentina, presidido por los Reyes de España y
enmarcado por el ardoroso fervor de cientos de escritores hispanoamericanos, confirmó las conclusiones de Alberdi y Sarmiento,
luego de años de bizantinas discusiones entre los argentinos.
Porteñismos, lunfardos y otras yerbas Probablemente haya pocos procesos tan dinámicos como el lenguaje tan proclives a abrevar de distintas fuentes, a veces enriqueciéndose, otras perdiendo su valiosa esencia.
Argentina, crisol de razas, puerta abierta las más diferentes etnias, fue siempre un aglutinante de costumbres, modas, lenguas y
creencias. De esa extraña conjunción –descontando los regionalismo de un
territorio enorme- surgieron palabras nuevas, creaciones insólitas
provenientes de una Europa de post guerra o de códigos nacidos a la
sombra de hábitos carcelarios: los del lunfardo porteño consagrados en el
ritmo del tango.
Además, los medios de comunicación masivos, por buenas o malas
razones, han caído siempre en la deformación del lenguaje en general, y de
nuestro idioma en particular .La propaganda política también ha
contribuído a su deterioro y la invasión del lenguaje soez o de
connotaciones de sexo desorbitado han contribuído a la violencia del
lenguaje cotidiano. Resulta extraño observar hoy en las pantallas
televisivas ,a un político que no insulte o a un artista y hasta un periodista
que no considere gracioso proferir alguna grosería u obscenidad.
Mas,son los jóvenes quienes expanden estas sombras sobre nuestro
querido y rico idioma español, al utilizar el lenguaje de la
drogadependencia.Las palabras son disparadas como proyectiles e
impactan en los niños, que ya no reconocerán más lenguaje que el de la
violencia.Ya nadie lee. Y quien no lee no sabrá escribir.Sumado a este
panorama de ignorancia y paupérrimas expresiones idiomáticas, surgió la
moda impuesta por un sector del Estado de “hablar en inclusivo”,
pretendido así incluir a supuestas minorías víctimas de discriminación por
su elección sexual, en palabras que reemplazan la “a” y la “o” por la letra
“e”.Una situación forzada y ridícula, como si el crecimiento y
enriquecimiento del lenguaje pudiera lograrse por decreto ,sin la lógica
decantación que a través de los años hacen los pueblos.
Dialogar es cada vez más difícil para padres y maestros con sus hijos
o alumnos. Estamos ,dolorosamente, contemplando la caída de nuestra
educación , el colapso de nuestra cultura junto con la de nuestra economía.
Pero Argentina no puede ni debe caer. Porque siempre fue un reservorio de
la cultura de América Hispana y esa característica es la que le dio prestigio
ante la Historia. Hemos tenido magníficos escritores, grandes periodistas,
maestros de renombre, medios de comunicación reconocidos
mundialmente… No debemos distraernos. Porque si seguimos luchando
contra molinos de viento que nos colocan para tapar los verdaderos valores
de nuestra cultura, habremos perdido la batalla final…
Resulta notable observar, que muchos jóvenes y no tan jóvenes
prefieran lacerarse la piel con tatuajes, grafismos y palabras, antes que
intentar escribir sobre un papel o una pantalla de computadora. Inclusive,a
riesgo de no poder borrarlos en el futuro o arriesgarse a patologías severas
a causa de esas tintas de extrañas procedencias.
Quien esto escribe, docente, periodista y escritora, es decir orfebre de
las palabras, amante de los signos y devota del idioma español, teme que
las nuevas generaciones dejen arrebatarse el idioma, por estúpidos
populismos y vanas consignas.
Hemos seguido el pensamiento de Arturo Cappdevila, quien fuera un
magnífico escritor y profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educación, así como docente de la primera Escuela de Periodismo
fundada por el Círculo de Periodismo de la Provincia de Buenos Aires, en
la Cátedra de Periodismo Argentino entre 1820 y 1930. Con él queremos
dejar flotando en este maravilloso cielo hispanoamericano, su magistral
diagnóstico formulado hace 75 años, que esperamos que sea certero, por el
bien de nuestra Patria:
“Desnuda verdad de nuestros días: no cuenta la América Española con otra unidad que la del idioma común. La unidad religiosa no tiene ninguna eficacia actual (ni existe), y en cuanto a la unidad del régimen político, muchos de sus pueblos han renegado del inmenso bien de la Democracia, ya que la dejaron ofender y profanar por menguados tiranuelos. No queda más que el idioma.” Y asevera”
con la poética certeza del patriota: “Por el idioma común puede volverse
aún hermosamente solidario el destino de América”.
Lic. Elsa Cristina Bustos
Obras citadas:
CAPDEVILA, Arturo.- “Babel y el Castellano”.- Ed. Losada S.A. Buenos
Aires, 1945, 2da.edición.
BUSTOS, Elsa Cristina.- “La Pulsión de la Censura”.-Ed.CID-Diario del
Viajero.-Bs.As.,1994
CAMBOURS OCAMPO, Arturo.- “Lenguaje y Nación”.-Ed-Marymar.-
Bs.AS..1983
BORGES, Jorge Luis .- “El idioma de los Argentinos”.- Bs.As.,1928
(Cit.por Cambours Ocampo)
HUMBOLDT,Guillermo de .-“Las lenguas del nuevo Continente” (1767-
1835)- Art.periodístico Diario “El Día”, de La Plata.
-Academia Argentina de Letras-“Diccionario del Habla de los
Argentinos” -“ La Nación” S.A.Espasa/ Calpe.-Grupo Editorial Planeta
2003-2004.
-Material periodístico de archivo profesional propio.
-Investigación de campo de la autora en Ecuador.-Curso de post grado del
CIESPAL (Quito, 1973).- UNESCO
EL ORGULLO DE HABLAR ESPAÑOL
(Ensayo)
(Premio “Gente de Letras” (2005)
(Un acercamiento a “Babel y el Castellano”, de Arturo Capdevila)
-------------------------------
En su libro “Babel y el Castellano”, editado en Buenos Aires en 1945, Arturo
CAPDEVILA , maestro de las letras argentinas y quien fuera en vida docente preclaro
de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional
de La Plata, entre otros muchos méritos desconocidos por las nuevas generaciones de
escritores, afirma que “nunca pude en rueda de españoles e hispanoamericanos, dejar de
sentir una honda emoción de fraternidad”. Y subraya que en aquellos grupos ninguno
hablaba el castellano por imposición tiránica u otra humillante necesidad, “todos –dice-
en absoluta certeza, lo teníamos por propio, íntimo y muy legítimo bien”.
Años atrás, en 1973, con el beneficio de una beca de Aktion Adveniat
(Alemania) pude acceder al posgrado del CIESPAL (Centro Internacional de Estudios
Superiores de Periodismo y Comunicación Social de América Latina), en Quito,
Ecuador, y captar una dolorosa realidad lingüística mediante una batería de encuestas
formuladas por los profesores de UNESCO, de quienes depende ese Centro y realizadas
por todos los integrantes de nuestro XIV Curso.
No resulta estéril rememorar aquella experiencia en estas nuevas coordenadas de
tiempo y espacio para acercarme más al ideario del Maestro Capdevila, como lo registré
en alguna de mis anteriores publicaciones. (BUSTOS, Elsa Cristina “La pulsión de la
censura”, Ed.CID, Bs.As.1994).
- “¿Usted es blanco o natural’
- “Natural, patronita, natural”.
- “Y que idioma le gustaría que aprendieran sus hijos? ¿Español o quechua?”
- “¡Inglés, patronita, inglés!”
Aquel diálogo a más de 3000 metros de altura nos dejó más helados que el viento
cordillerano. Estábamos en la provincia de Imbabura, Ecuador, realizando una
2
investigación ideada por UNESCO-CIESPAL sobre el efecto de los medios de
comunicación masiva en áreas marginadas de distintos centros urbanos artesanales, en
este caso la ciudad de Otavalo.
La encuesta fue descubriendo entre aquellos vericuetos montañeses que
conducen a pétreas y blancas viviendas de tejedores de ponchos multicolores de lana
cardada a mano y tinturas de ignotas recetas vegetales, donde no permiten el acceso a
los agentes del Censo gubernamental, “porque no nos gusta que nos cuenten como a los
animales”, resultados tan insólitos como alarmantes.
“¿Qué estudios ha realizado?”, preguntamos a través de nuestro intérprete-guía,
un maestro de habla quechua, a jóvenes y adultos de edades indefinidas.
La respuesta era siempre la misma. “Seis años de “escuela blanca”, mi reina”
¡Seis años de escuela primaria en español! Sin embargo, esa gente había olvidado -¿o
borrado?- todos sus conocimientos de ese idioma, para volver a hablar en su idioma
natal, el quechua, mientras soñaban con que sus hijos aprendieran inglés para comerciar
sus tejidos con “los gringos”, esos turistas que tenían los mágicos y poderosos dólares
que los deslumbraban.
Los resultados de la investigación registraron la verdad comunicacional de
aquella población: todas las familias poseían equipos de radiofonía de última
generación, pero ninguno de sus integrantes supo contestar nunca qué escuchaba en
ellos. Solo contestaban “música”, “deportes” o “noticias”, sin poder definir cuál tipo de
música, deportes o noticias eran esos. Como tampoco el nombre de su país o los colores
de la bandera nacional aprendidos en la escuela.Y pudimos enterarnos que se dieron
casos de mutismo selectivo en algunos niños, presionados entre las expresiones de su
lengua natal y “la de los blancos”.
La conclusión es sencilla: en un mundo abrumado por el exceso de información,
esa comunidad ecuatoriana, como tantas de Hispanoamérica, permanecía en la más
completa y dolorosa desinformación, no por carencia de instrumentos de comunicación
social sino por fallas en el mensaje recibido y su código de transmisión: el idioma.
Con esta experiencia y posteriores estudios, proclamo mi orgullo y alegría de
pertenecer a la gran comunidad hispanoparlante y manifiesto la convicción de que a
través de nuestro idioma común, será posible establecer lazos indestructibles de
fraternidad y solidaridad entre las naciones que la componen. Provista de esta tesitura,
intentaré seguir al Maestro CAPDEVILA para historiar los avatares del idioma
castellano en Argentina, hasta arribar a esta etapa de globalización, consumismo y
transculturización.
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Amor controvertido
Las guerras de la Independencia dejaron un amargo resabio
colonialista en los criollos de fines del siglo XIX. No había líder político,
militar o religiosos, que no manejara con igual soltura y bravía actitud,
tanto la espada como la pluma. Todos o casi todos, fueron periodistas,
habida cuenta de que el periódico era el único medio para dirigirse a grupos
sociales mayoritarios, y se dio en Buenos Aires hasta la increíble
circunstancia de que el periódico oficial -”La Gazeta”- polemizara consigo
mismo, según el director que lo rigiese cada semana.
Claro está, que el periodismo de entonces no podía dejar de ser
combativo y hasta sedicioso, porque el clima tórrido de las pasiones
políticas no hubiera dejado cabida a la idea de “objetividad informativa”,
implantada años después por las corrientes del liberalismo. Mas pese al
resentimiento con la Vieja Madre Patria “castradora y tiránica”, todos los
comentarios, críticas, panfletos o simples hojas clandestinas, estaban
escritas en idioma español y no en dialectos o regionalismos de algunas
provincias integrantes de la Confederación, ya que los próceres de nuestra
tierra se habían nutrido de las enseñanzas de las más selectas universidades
de España, o de las de Charcas y de Chuquisaca primero, y de Córdoba o
Buenos Aires después, en las que la lengua de Cervantes constituía un
ineludible y venerado modo de comunicación.
Al decir de Capdevila, “la literatura crepitó mezclada con la pólvora”
y estoy en condiciones de aseverar, que la literatura argentina nunca dejó
de demostrar esta especial característica. Porque está plena de ejemplos de
valentía y resistencia ante los reiterados ataques a la libertad de expresión o
al avasallamiento de cualquier otro derecho humano. La pólvora nunca se
humedeció con lágrimas de cobardía o resignación y las bocas de los
cañones rugieron al igual que las vetustas máquinas impresoras escondidas
en sótanos tan profundos como el sentimiento patriótico de quienes las
manejaban.
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Superficialidad hispanofóbica
Recuerda el maestro a quien seguimos, que “es necesario para el
apaciguamiento un ambiente de mucho olvido; es necesario que ningún
soplo inoportuno desnude a la brasa de su lenta ceniza”. Y en América
hubo frecuentes ráfagas, intervenciones poco hábiles de España en el
Pacífico “y ese inacabable relampagueo hacia el lado de Cuba, que
renovaban la atmósfera de la mal pasada tormenta”. Así, rememora sus
nueve años de edad en su Córdoba natal, cuando desenvainó su habitual
espada –obviamente de lata- contra un distinguido caballero español, al
grito de “¡Cuba libre!”.
Los intelectuales del siglo XIX sufrían de hispanofobia. Mal que no
solo afectaba a su visión de España sino también a todos sus productos,
especialmente su idioma. Entre ellos, sin duda, los que más se ensañaron
fueron Sarmiento y Alberdi, que llegaron hasta la blasfemia y el deseo de
orfandad buscando en otras lenguas donde abrevar su modo de discurso.
Alberdi proclama. “Es evidente que aún conservamos infinitos restos
del régimen colonial…ya que los españoles nos habían dado el despotismo
en sus costumbres oscuras y miserables”. En cuanto al castellano, afirma
casi axiomáticamente que “es una lengua que nuestra patria no quiere
hablar”. Su pensamiento no acepta la realidad de la emancipación política y
la continuidad del colonialismo literario. Y sin darse cuenta del peligro de
su movimiento pendular impulsado por el frenesí de su juventud, agrega:
“En las calles de Buenos Aires circula un castellano modificado por el
pueblo porteño, que algunos escritores argentinos, no parecidos en esto a
Dante, desdeñan por el castellano de Madrid”. E insiste que es ésta “una
lengua de la mayor perfección filosófica…”(…) “aproximarnos a esta
forma por las imitaciones francesas es acercarse a la perfección de nuestra
lengua” (…) “ y llegar a imitar a una lengua perfecta es imitar un
pensamiento perfecto”.
5
Pero sin duda Alberdi representa lo que Capdevila llama “la
izquierda echeverriana”, pues fue Esteban Echeverría quien comenzó a
ahondar en esta materia con mayor equilibrio que el autor de las “Bases”.
Su voz sonó firme sobre el Río de la Plata: “No nos hallamos dispuestos a
imitar imitaciones ni a buscar en España ni en nada español el principio
engendrador de nuestra literatura que España no tiene ni puede darnos”. Tal
aseveración debe entenderse dentro de un claro contexto: los americanos
aceptan de España el legado de su idioma, más a condición de mejorarlo,
de transformarlo progresivamente hasta la emancipación. Por ello
Echeverría recomienda no adulterar “con postizas y exóticas formas su
índole y esencia, ni despojarlo de los atavíos que le son característicos”. Y
de allí sostiene Capdevila, que la doctrina de Alberdi no fue sino la
interpretación exaltada de los postulados de su amigo y maestro.
Sarmiento: cambiar por decreto
Si Alberdi llegó a estas instancias, hasta dónde no sería capaz de
llegar Domingo Faustino Sarmiento, el loco genial, un hipertípico írrito,
según definición de algún psiquiatra, que no temía gritar y golpear la
madera de su banca de diputado porque “traigo los puños llenos de
verdades”.
Sarmiento fue ante todo un educador, aún desde el libro o el
periódico. Quiere salvar la civilización en el Plata y no encuentra la
respuesta en su lengua. Juzga, sin más ni más, que el idioma castellano se
ha convertido en un instrumento inútil que debe abandonarse. “España que
anda a vueltas entre revoluciones y motines no le puede servir –explica
Capdevila- ; acabemos entonces con España sostiene Sarmiento”. Y la da
por muerta. Le parece que después de Cervantes ni el ingenio, ni el gusto,
ni la novedad hallan lugar en la literatura de la Península. No hay nada que
esperar de la lengua castellana.
“Tenemos que ir a mendigar a las puertas del extranjero las luces que
nos niega nuestro propio idioma”, vocifera el ilustre sanjuanino a quien la
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religión del progreso lo cuenta entre sus adeptos. Cree, desde sus dogmas,
que el español “se ha vuelto un dialecto inmanejable para la expresión de
las ideas”. En tal idioma muerto, España solo dejó para él un enorme
caudal de ignorancia. Bien quisiera, con su afán de “educar al soberano”
hallar otro modo de comunicación: “Hay lenguas gubernativas…El
castellano no es lengua de gobierno”. Y está seguro de que en el castellano
solamente hay palabras huecas, no ideas. “Agricultura en castellano,
geología en castellano, hablar de arcos y de inventos en castellano…¡un
diablo! Esta lengua es un viejo reloj herrumbroso que marca todavía el
siglo XVI. No dejará nunca de marcarlo”. Este es el mensaje de Sarmiento,
su febril obsesión, desde 1842 hasta 1870.
Fin de la exaltación utópica
Casi contemporáneamente pero en otras latitudes, Guillermo de
HUMBOLDT (1767-1835) ,en su ensayo “Las lenguas del Nuevo
Continente”, se preocupó por el idioma donde –dice- “el alma de las
naciones encuentra su expresión más elevada”.
En la referida obra opina también que “el pueblo disfruta de esa
influencia benéfica y, además, diariamente se sirve de las mismas palabras
y de las mismas frases, por cuyos recursos percibe el hombre ordinario
matices más finos y guarda contacto con lo que, en muchos aspectos, se
encuentra encima de él”.
Para Humboldt el lenguaje es una forma de ascensión del pueblo
“desde el fondo mismo de sus pensamientos y sentimientos”. Y no dudó en
afirmar: “Uno de los cuidados más importantes de quienes dirigen la
instrucción pública de un país es el de conservar el lazo del lenguaje, que es
el medio que torna tan libre y fácil la comunicación entre las diferentes
clases de la sociedad”. Con euforia insiste sobre las lenguas: “Son
compañeras de nuestros goces y alegrías, testigos fieles de los más secretos
movimientos de nuestra alma: las lenguas atraen hacia sí y una parte de
nuestra vida, la conservan y trasmiten y establecen una honda armonía
entre los que, aún en regiones distintas, pertenecen a una misma nación”.
7
Nuevamente bajo la Cruz del Sur, hallaremos que muchos autores
insistirán en sostener que tanto Echeverría como Sarmiento y otros,
llegaron a hablar de una lengua primitiva de los argentinos. Y sobre este
asunto explica Capdevila “no faltó durante larga época, la vaga creencia en
un idioma nacional, ya porque se le supusiera en formación, ya porque el
patriotismo condujese a desearlo”.
Al hacer con Capdevila un análisis retrospectivo de este
nacionalismo idiomático, hallamos la dificultad de definir cuáles serían las
ventajas si aceptáramos tal tesitura. Porque como advierte el autor a quien
seguimos en nuestra ponencia “si resulta legítima en la Argentina la
creación de una lengua, cerca de veinte lenguas debían formarse en la
América Española por análogo motivo y con igual derecho. Con lo que la
revolución americana vendría a resultar con el tiempo lo menos favorable a
América, mal que mal solidaria. Habríase hecho un conglomerado de
naciones irreparablemente extrañas. Casi como cambiar un sistema
planetario por un momento turbión de cometas errantes…
América, España, hoy
Los tiempos han cambiado muchos desde aquellas polémicas. El
mundo globalizado y los medios de comunicación electrónicos, así como
las nuevas autopistas informáticas permiten al hombre desde cualquier
lugar donde se encuentre, tomar contacto con sus semejantes, en cualquier
idioma, en forma inmediata. Internet fue la gran revolución que eliminó
fronteras de la comunicación y el conocimiento. El mundo se achicó y
hasta la Historia puede indagarse rápidamente en la pantalla de nuestra
computadora. Ya no buscamos el patriotismo en nuestro idioma.
Intentamos simplificar nuestros contactos lingüísticos y el idioma inglés
aporta una eficaz manera de lograrlo. La tecnología exige conocer estas
reglas y quien nos las comprende queda aislado del mundo y del futuro.
Pero ello no significa rechazar el idioma natal, con sus vivencias,
recuerdos, nostalgias, afectos y hasta luchas por la libertad. La voz de la
madre, el himno patriótico, el canto sagrado o la canción de los amantes
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seguirá en el tiempo y el espacio de nuestra existencia,latiendo con cada
pulsación, con cada nota musical…
Como bien afirma Capdevila en frase que nos conmueve: “Hoy por
hoy, todo puede ser sojuzgado en un pueblo , menos su idioma”. Claro
ejemplo de esta aseveración la ofrecen, entre otras comunidades, los
vascos,catalanes, puertorriqueños, irlandeses ,hispanos residentes en
Estados Unidos de Norteamérica y en esta instancia bélica los ucranianos.
Según estadísticas actuales los hispanoparlantes en EE-UU,superan el 20%
de su población y son muchas las escuelas que tienen al español como
segunda lengua a impartir en su currícula.
Capdevila no duda en señalar que “el idioma es un fenómeno
espiritual lleno de sorpresas ; lo que suele cambiar con el tiempo no es la
lengua sino el lenguaje; no es el idioma sino su timbre, si podemos hablar
así”.
Por su parte, Jorge Luis Borges, en sus inquisiciones sobre “El
idioma de los argentinos”, no llega a señalar otra cosa que una diferencia
de tono entre el lenguaje familiar hablado porteño y el español. “No hemos
variado el sentido intrinseco de las palabras, pero sí su connotación en lo
que mira a las emociones”.
De allí que con sus 61 años a cuesta –apagados los ardores
hispanofóbicos- Alberdi debió reconocer que en España y América “el
idioma será el mismo en el fondo” (Cambours Ocampo, Arturo
“Lenguaje y Nación”). Y el propio Sarmiento, cuando ejerció la
Presidencia de la Nación Argentina, dispuso que la enseñanza por
profesores extranjeros debía corresponder a “españoles de la Península”.
En 2004 , el Congreso de la Lengua española que tuvo lugar en la
ciudad de Rosario, Argentina, presidido por los Reyes de España y
enmarcado por el ardoroso fervor de cientos de escritores
hispanoamericanos, confirmó las conclusiones de Alberdi y Sarmiento,
luego de años de bizantinas discusiones entre los argentinos.
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Porteñismos, lunfardos y otras yerbas
Probablemente haya pocos procesos tan dinámicos como el lenguaje
tan proclives a abrevar de distintas fuentes, a veces enriqueciéndose, otras
perdiendo su valiosa esencia.
Argentina, crisol de razas, puerta abierta las más diferentes
etnias, fue siempre un aglutinante de costumbres, modas, lenguas y
creencias. De esa extraña conjunción –descontando los regionalismo de un
territorio enorme- surgieron palabras nuevas, creaciones insólitas
provenientes de una Europa de post guerra o de códigos nacidos a la
sombra de hábitos carcelarios: los del lunfardo porteño consagrados en el
ritmo del tango.
Además, los medios de comunicación masivos, por buenas o malas
razones, han caído siempre en la deformación del lenguaje en general, y de
nuestro idioma en particular .La propaganda política también ha
contribuído a su deterioro y la invasión del lenguaje soez o de
connotaciones de sexo desorbitado han contribuído a la violencia del
lenguaje cotidiano. Resulta extraño observar hoy en las pantallas
televisivas ,a un político que no insulte o a un artista y hasta un periodista
que no considere gracioso proferir alguna grosería u obscenidad.
Mas,son los jóvenes quienes expanden estas sombras sobre nuestro
querido y rico idioma español, al utilizar el lenguaje de la
drogadependencia.Las palabras son disparadas como proyectiles e
impactan en los niños, que ya no reconocerán más lenguaje que el de la
violencia.Ya nadie lee. Y quien no lee no sabrá escribir.Sumado a este
panorama de ignorancia y paupérrimas expresiones idiomáticas, surgió la
moda impuesta por un sector del Estado de “hablar en inclusivo”,
pretendido así incluir a supuestas minorías víctimas de discriminación por
su elección sexual, en palabras que reemplazan la “a” y la “o” por la letra
“e”.Una situación forzada y ridícula, como si el crecimiento y
enriquecimiento del lenguaje pudiera lograrse por decreto ,sin la lógica
decantación que a través de los años hacen los pueblos.
Dialogar es cada vez más difícil para padres y maestros con sus hijos
o alumnos. Estamos ,dolorosamente, contemplando la caída de nuestra
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educación , el colapso de nuestra cultura junto con la de nuestra economía.
Pero Argentina no puede ni debe caer. Porque siempre fue un reservorio de
la cultura de América Hispana y esa característica es la que le dio prestigio
ante la Historia. Hemos tenido magníficos escritores, grandes periodistas,
maestros de renombre, medios de comunicación reconocidos
mundialmente… No debemos distraernos. Porque si seguimos luchando
contra molinos de viento que nos colocan para tapar los verdaderos valores
de nuestra cultura, habremos perdido la batalla final…
Resulta notable observar, que muchos jóvenes y no tan jóvenes
prefieran lacerarse la piel con tatuajes, grafismos y palabras, antes que
intentar escribir sobre un papel o una pantalla de computadora. Inclusive,a
riesgo de no poder borrarlos en el futuro o arriesgarse a patologías severas
a causa de esas tintas de extrañas procedencias.
Quien esto escribe, docente, periodista y escritora, es decir orfebre de
las palabras, amante de los signos y devota del idioma español, teme que
las nuevas generaciones dejen arrebatarse el idioma, por estúpidos
populismos y vanas consignas.
Hemos seguido el pensamiento de Arturo Cappdevila, quien fuera un
magnífico escritor y profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educación, así como docente de la primera Escuela de Periodismo
fundada por el Círculo de Periodismo de la Provincia de Buenos Aires, en
la Cátedra de Periodismo Argentino entre 1820 y 1930. Con él queremos
dejar flotando en este maravilloso cielo hispanoamericano, su magistral
diagnóstico formulado hace 75 años, que esperamos que sea certero, por el
bien de nuestra Patria:
“Desnuda verdad de nuestros días: no cuenta la América
Española con otra unidad que la del idioma común. La unidad
religiosa no tiene ninguna eficacia actual (ni existe), y en cuanto a la
unidad del régimen político, muchos de sus pueblos han renegado del
inmenso bien de la Democracia, ya que la dejaron ofender y profanar
por menguados tiranuelos. No queda más que el idioma.” Y asevera”
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con la poética certeza del patriota: “Por el idioma común puede volverse
aún hermosamente solidario el destino de América”.
Lic. Elsa Cristina Bustos
Obras citadas:
CAPDEVILA, Arturo.- “Babel y el Castellano”.- Ed. Losada S.A. Buenos
Aires, 1945, 2da.edición.
BUSTOS, Elsa Cristina.- “La Pulsión de la Censura”.-Ed.CID-Diario del
Viajero.-Bs.As.,1994
CAMBOURS OCAMPO, Arturo.- “Lenguaje y Nación”.-Ed-Marymar.-
Bs.AS..1983
BORGES, Jorge Luis .- “El idioma de los Argentinos”.- Bs.As.,1928
(Cit.por Cambours Ocampo)
HUMBOLDT,Guillermo de .-“Las lenguas del nuevo Continente” (1767-
1835)- Art.periodístico Diario “El Día”, de La Plata.
-Academia Argentina de Letras-“Diccionario del Habla de los
Argentinos” -“ La Nación” S.A.Espasa/ Calpe.-Grupo Editorial Planeta
2003-2004.
-Material periodístico de archivo profesional propio.
-Investigación de campo de la autora en Ecuador.-Curso de post grado del
CIESPAL (Quito, 1973).- UNESCO
El 2 de julio homenajeamos a aquellos profesionales de la comunicación social, dedicados a informar sobre el mundo del deporte. Se celebra el Día Internacional del Periodista Deportivo.
Desde el año pasado el Círculo de Periodistas de la Pcia de Bs As junto a prestigiosas entidades platenses comenzaron a trabajar con la intención de postular a La Plata como sede del Congreso Internacional de la Lengua Española 2028.
En tal sentido durante este año conformaron la Junta Promotora provisoria que lleva adelante diferentes acciones y que está integrada por: Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Colegio de Abogacía La Plata, Sociedad Argentina de Escritores SADE, Viceconsulado España La Plata, Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata, Asociación Iberoamericana de Derecho a la Salud (AIDAS) y el Círculo de Periodistas.
Al respecto en las últimas horas la Junta Promotora tuvo un encuentro con el Intendente Julio Garro en el Palacio Municipal, y el jefe comunal manifestó su total apoyo a la iniciativa, destacando que ""Vamos a trabajar junto a las asociaciones de la sociedad civil para que la ciudad pueda ser sede de un evento tan trascendente".
Por su parte desde la comitiva destacaron que "venimos hace un año trabajando con un proyecto que tiene que tener una planificación de largo alcance y que debe involucrar a todos los actores de la sociedad de la región. Esto tiene que ser una cuestión de estado de la Ciudad y aspiramos a que todos los sectores se integren y sean parte. El idioma va cambiando y estos congresos son para eso.
Estamos trabajando para que La Plata sea sede y luego allí poder debatir todo lo que tiene que ver con nuestra rica lengua. Queremos jerarquizar a la Ciudad y al conjunto de los vecinos y las entidades".
Ei objetivo inmediato es conseguir adhesiones en las instituciones y personalidades de la Ciudad y en noviembre, para el 140° aniversario de La Plata, tener la propuesta definitiva para elevarla a las autoridades organizadoras del Congreso.
Cabe señalar que el próximo Congreso será el año próximo en Arequipa (Perú), luego posiblemente la sede sea Cadiz (España) 2026 y el siguiente va tomando fuerza la propuesta de nuestra Ciudad.
De la reunión de hoy, por la Junta Promotora participaron: Dr. Javier Mor Roig secretario de Relaciones Institucionales y Dr.Alfredo Brunetti prosecretario, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP); Eduardo Tucci presidente y Hugo Mársico vicepresidente del Círculo de Periodistas de la Pcia de Bs As; Lic. Guillermo Pilía, Secretario de la Sociedad Argentina de Escritores SADE Nacional y presidente Filial La Plata; Dr Jose Luis Cimini, consejero del Colegio de Abogacía de La Plata; Alberto Alba, presidente de la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata; Lic. Agustina Bambaci, por viceconsulado de España La Plata y AIDAS (Asociación Iberoamericana del Derecho a la Salud; Dr. Roberto Alvarez Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER).
Desde 1997
Los congresos internacionales de la lengua española (CILE), que arrancaron en 1997, se celebran en distintos países hispanohablantes, de los que participan personas de todos los países de habla hispana, escritores, artistas, especialistas y profesionales de los más diversos campos del quehacer cultural.
Los mismos están organizados por el Instituto Cervantes, la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), junto con los distintos países anfitriones, con el propósito de impulsar el compromiso institucional con la promoción y unidad del idioma común de 580 millones de personas en todo el mundo.
Cabe destacar que el Congreso Internacional de la Lengua Española es un acontecimiento de carácter universal que se celebra cada tres años en una de las distintas naciones hispanohablantes, y constituye uno de los foros de reflexión más significativos acerca de la situación, los problemas y los retos del idioma español, con el objetivo de generar conciencia de corresponsabilidad sobre la promoción y la unidad de la lengua española entre los gobiernos, las instituciones y las personas.
Este 19 de noviembre, en los 139 años de la Ciudad de La Plata, se entregaron los Premios del Concurso Crónica Periodística y Ensayo sobre Vida y Obra del Dr Dardo Rocha a 100 años de su fallecimiento.
El certamen fue impulsado por el Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires con el auspicio de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el Colegio de Abogados de La Plata, el Museo y Archivo Dardo Rocha de la Municipalidad de La Plata y la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata.
Los premios del Concurso en homenaje al ex Gobernador Bonaerense y fundador de la Ciudad de La Plata, fueron entregados en una ceremonia con protocolos, en su casa platense devenida hace décadas en Museo.
LOS PREMIADOS
En la oportunidad recibieron los premios, que consistieron en diplomas y medallas::
Ensayo: 1ro Título: Dardo Rocha: Su pensamiento. Relación con el espíritu de su tiempo y la obra realizada. Reflexiones. Autora: Maria Antonia Conti; 2do título: La Capitalidad como rasgo no conmemorado en la Ciudad de La Plata. Autor: Fernando Miguel Font; 3ro título: Relación Roca-Rocha. Autor Adolfo M. Blanco. Menciones especiales: Título: El hacedor de Sueños. Autor: Juan Carlos Cellerino; título: Varias veces señalado como el responsable de una “supuesta maldición”. Autora:Giuliana Marlene Ledesma; título: Dardo Rocha: Querer es Poder. Autor: Esteban Casas.
Crónica Periodística: 1ro Título: Dardo Rocha: El primer gran educador de la ciudad. autor: Damián Ezequiel Sosa; 2do Título: Dardo Rocha: Un repaso de su vida. Autor: Roberto G. Abrodos; 3ro Título: Crónica de una vida Feliz, humano como todos, idealista como pocos. Autores: Sofía Luján Mendieta Caro, Malena Luján, Ramírez, Alberto Luciano, Quiroga Pugens; Menciones especiales: Título: La Maldición de los Gobernadores. Autor: Alejandro Castañeda; título: Dardo Rocha, Unidad y Pensamiento en Acción. Autor: Omar Barale; título: Dr. Dardo Rocha y Arana. Sus recuerdos. Autora: María Cristina Espinosa Correa.
Cabe destacar que todos los participantes del concurso recibieron diploma por haber intervenido en el mismo.
COMITÉ ORGANIZADOR
El Comité Organizador, que comenzó con las actividades a comienzos de año, estuvo integrado de la siguiente manera: Eduardo Tucci, presidente del Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires; Dr. Hernán Colli, que comenzó mientras fue presidente del Colegio de Abogados de La Plata, luego reemplazado por la actual presidenta Dra Rosario Sánchez, quien estuvo representada por la Consejera Dra. Mariana Manso; Dr. Alfredo Brunetti, en representación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP); Mus. Susana Scorians, en representación del Museo Dardo Rocha y Archivo de la Municipalidad de La Plata; y Alberto Alba, presidente de la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata. La Coordinación del Comité Organizador estuvo a cargo del vicepresidente del Círculo Periodistas, Hugo Mársico; siendo el nexo del Comité Organizador y el Jurado. Alejandro Carranza Di Biasi del Colegio de Abogados. También se encontraba presente Daniel Meza del Museo Rocha.
JURADO
El Jurado que tuvo a su cargo la selección de los trabajos estuvo coordinado por el Lic. Guillermo Cavia e integrado por los representantes de las distintas entidades: Augusto Recordón, Martín Castagnet, Jorge Troisi, Mario Cajade, Claudio Gómez , Alcides Aguirre , María Mercedes Gallardo, Laura Romoli, Solange Nugoli, Cora Jaureguilorda.
a convocatoria de homenaje al ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires y fundador de la Ciudad de La Plata fue realizada por el Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires, con el auspicio de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el Colegio de Abogados de La Plata, el Museo Dardo Rocha dependiente de la Municipalidad de La Plata y la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata.
El siguiente es el listado de nombres de quienes obtuvieron premios en el Concurso de Crónica Periodística y Ensayo sobre Dardo Rocha a 100 años de su fallecimiento.
Ellos son:
Ensayo
1 TÍTULO: Dardo Rocha: Su pensamiento. Relación con el espíritu de su tiempo y la obra realizada. Reflexiones. AUTORA: Maria Antonia Conti.
2 TÍTULO: La Capitalidad como rasgo no conmemorado en la Ciudad de La Plata. AUTOR: Fernando Miguel Font.
3 TITULO: Relación Roca-Rocha. AUTOR: Adolfo M. Blanco.
Menciones especiales:
1TITULO: El hacedor de Sueños. AUTOR: Juan Carlos Cellerino.
2 TITULO: Varias veces señalado como el responsable de una “supuesta maldición” AUTORA: Giuliana Marlene Ledesma.
3 TÍTULO: Dardo Rocha: Querer es Poder. AUTOR: Esteban Casas.
Crónica Periodística:
1 TITULO: El primer gran educador de la ciudad. AUTOR: Damián Ezequiel Sosa.
2 TÍTULO: Dardo Rocha: Un repaso de su vida. AUTOR: Roberto G. Abrodos.
3 TÍTULO: Crónica de una vida Feliz, humano como todos, idealista como pocos. AUTOTES: Sofía Luján, Mendieta Caro, Malena Luján, Ramírez, Alberto Luciano, Quiroga Pugens.
Menciones especiales:
1 TITULO: La Maldición de los Gobernadores. AUTOR: Alejandro Castañeda.
2 TITULO: Dardo Rocha, Unidad y Pensamiento en Acción. AUTOR: Omar Barale.
3 TÍTULO: Dr. Dardo Rocha y Arana. Sus recuerdos. AUTORA: María Cristina Espinosa Correa.
Además todos los participantes recibirán un diploma por haber sido parte del concurso.
JURADO
Coordinador: Licenciado Guillermo Cavia.
Miembros: Augusto Recordón, Martín Castagnet, Jorge Troisi, Mario Cajade, Claudio Gómez , Alcides Aguirre , María Mercedes Gallardo, Laura Romoli, Solange Nugoli, Cora Jaureguilorda.
La entrega de premios será de manera presencial, en forma a determinar por protocolo por pandemia, el viernes 19 de noviembre, a las 19,30 horas, en el Museo y Archivo Dardo Rocha, de calle 50 Nº 933 entre 13 y 14, de La Plata Ver menos
El Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires saluda en su día a los Periodistas Deportivos y también a los Canillitas
.Se festeja hoy en Argentina el Día del Periodista Deportivo, que también coincide con el día del Canillita. No es azar.Este día busca honrar a la profesión y a los trabajadores de prensa que se dedican a informar sobre el deporte en todo el territorio argentino. Además, tiene como finalidad visibilizar la importancia de su labor en un país donde el deporte es una de las actividades más importantes para los ciudadanos.El día del periodista deportivo se celebra todos los 7 de noviembre en Argentina como un homenaje a los canillitas, quienes también conmemoran su día hoy, por considerarlos la principal fuente de difusión de noticias en la era pre Internet.Periodistas y canillitas fueron aliados inseparables cuando la impresión gráfica de diarios y revistas ocupaba la mayor parte del mercado. Y aunque no se conocen motivos ni detalles precisos acerca de por qué se eligió este día para conmemorarlo, se puede establecer que existió una estrecha comunión entre ellos. Por ello desde hace 70 años se festeja un 7 de noviembre.