El Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires ante la Cuarentena por la Pandemia comenzó un ciclo de charlas virtuales sobre Periodismo mediante la plataforma zoom. En la oportunidad la apertura del ciclo estuvo a cargo del reconocido periodista nacional Carlos Campolongo. Tambibén expuso la periodista local Mónica Pérez y la presentación y coordinación del encuentro estuvo a cargo del vicepresidente del Círculo de Periodistas, Hugo Mársico.CARLOS CAMPOLONGO En la oportunidad, el periodista Carlos Campolongo, destacó el rol del periodismo para mantener informada a la población en la pandemia y también profundizó sobre la actividad periodística señalando que “desde hace tiempo venimos observando que el periodismo tal como lo conocimos está dejando de existir, ante la transformación que vienen teniendo los soportes comunicativos”. “Además en la llamada post verdad hay una distorsión de la realidad con la intención de generar opinión pública e influir en actitudes de la sociedad, apelando a cuestiones emocionales que tienen más influencias que en los hechos en sí mismo, o sea se trabaja sobre la persona más en sus emociones que en su aspecto crítico. También la información que se transmite perdió la necesidad de usar fuente para que sea válida”, agregó.EL ROL DE LA MUJER En tanto, la periodista Mónica Pérez rescató la importancia del rol de la mujer en el periodismo en este tiempo “ya que vino muy postergada en la historia de la profesión, es más hubo un tiempo que una mujer en la gráfica escribía notas y tenía que firmar con un nombre masculino, de eso venimos”. Agregó que “hoy hay medios en distintos países y en Argentina que tienen mujeres editoras de género. El enfoque de una determinada nota puede ser distinto si la escribe un hombre o una mujer “.PRESENTACIÓN La presentación del Ciclo, en representación del Círculo de Periodistas, de su presidente Eduardo Tucci y de la Comisión Directiva, estuvo a cargo del vicepresidente de la entidad Hugo Mársico quién resaltó que “este inédito tiempo hace que reemplacemos por virtualidad los grandes encuentros presenciales que teníamos a sala llena en nuestra sede de la 48; hoy los salones están vacíos pero el corazón del Círculo y el de las instituciones presentes están en su gente y laten en este ciclo por Zoom, en el programa de Instagram, o el festejo de los 112 años o el día del Periodista que lo hicimos en vivo por facebook; ya vamos a volver a juntarnos”. En la oportunidad Mársico y la periodista Pérez coincidieron en recordar a la ya desaparecida periodista Marisa Alvárez, quien fuera presidenta del Círculo y secretaria de redacción del diario El Dia.PRESENCIAS Del lanzamiento, además de periodistas, participaron representantes de instituciones de la Ciudad de La Plata como: Silvana Rossi, presidente Sociedad Escritores Pcia Bs As SEP; Pedro Elizalde, presidente del Banco Alimentario La Plata; Alberto Alba, presidente, y Delfina Balduzzi, secretaria, de la Federación Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata; Alejandro Carranza, Colegio de Abogados La Plata; Fabián Di Mattia, presidente Rotary Club La Plata; Ricardo López Santi, Sociedad Cardiología; Cristina Espinosa, especialista en turismo; entre otros.
El Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos de Buenos Aires, en otro paso histórico en sus 112 años de vida y en tiempo de pandemia de Coronavirus Covid-19, va a comenzar desde la Ciudad de La Plata un ciclo de Charlas Virtuales sobre Periodismo, lo hará a partir del miércoles 22 de julio, a las 17,30 horas, a través de la plataforma Zoom.
La apertura desde la ciudad de Buenos Aires estará a cargo del reconocido periodista Carlos Campolongo, quien hablará sobre “El Periodismo en Tiempo de Pandemia”, y estará acompañado por colegas locales.
El Circulo tiene previsto desarrollar estas charlas cada 15 días exclusivamente con temas ligados al periodismo.
Carlos Campolongo
Con relación a Carlos Campolongo hay que destacar que nació en la Ciudad de Buenos Aires, que es Periodista, Abogado, Psicólogo, y Profesor Universitario.
Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Cardenal Newman, a donde se recibió de bachiller, y luego se formó como Periodista y trabajó en los Canales TV 9, 11, ATC y América; también con una extensa trayectoria en Radio en Belgrano y Splendid, entre otras.
Además, se graduó de Abogado en la Universidad del Salvador y a posteriori en la carrera de Psicología en la Universidad de Buenos Aires; siendo profesor de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Escribió columnas en diarios porteños como Clarín, La Nación y Página 12. Incursionó en la literatura con libros y fue Legislador Porteño.
En su espléndida novela “La misteriosa llama de la reina Loana”, Umberto Eco nos habla de su protagonista, un hombre de 60 años quien como producto de un accidente ha perdido la memoria personal ligada a sus emociones e intentará recuperarla en la casa de su infancia en un desván en que están guardados los libros, cuadernos de la escuela, los comics, los discos, recortes de periódicos y los programas de cine de las películas favoritas de su primera etapa de vida.
Con todos “esos documentos” a disposición toma su cuaderno de segundo grado y con gran sorpresa encuentra una nota de sus padres de adhesión a Mussolini; sorprendido, revisa otro cuaderno de un año superior y vuelve a encontrar adhesiones similares e inclusive más “militantes”. Su inmediata conclusión fue que sus padres al menos simpatizaban con el fascismo. Su teoría se derrumba cuando su mujer le cuenta que sus padres eran socialistas y que accedían a esas “proclamas o versos laudatorios” para no perjudicarlo en el estricto régimen persecutorio de enseñanza que había instaurado el dictador italiano. Los documentos eran reales, pero le faltaban el contexto y las verdaderas intenciones de aquellos actores, que en este caso termina resolviendo la historia oral
.
Me pareció oportuno este recuerdo, porque esta crónica con su siempre caprichosa visión, abordará un tema que está repleto de documentos verdaderos, falsos, hechos a medida, con interpretaciones que ignoran el contexto parcial o totalmente y casi siempre inspirados en intereses particulares.
Ya a fines del año de 1944, con una guerra totalmente decidida a favor de los aliados, miles de científicos, técnicos, burócratas especialistas en áreas tan sensibles como inteligencia o logística, criminales responsables de crímenes horrorosos y todo aquel que presentía que tenía “algo” del régimen
nazi para ofrecer, comenzaron una diáspora que se fue intensificando hasta “el sálvese quien pueda”.
La mayoría de los países occidentales y también la URSS trataron de “pescar” las mejores piezas en este revuelo y cada uno organizó algún tipo de estructura disfrazada dentro del estado con la misión de facilitar la llegada e inserción del fulano en cuestión.
Otra cosa muy distinta fue la organización ODESSA.
Hay suposiciones bastante bien sustentadas que opinan que la misma fue una creación de Heinrich Himmler y otras también con muy buenos fundamentos que sostienen que nunca existió como organización articulada y con objetivos claros como planificar y ejecutar el escape de las principales cabezas políticas del nazismo más una enorme maniobra de lavado de dinero (que ya hemos abordado en estas crónicas) que debía hacer sustentable estas operaciones.
Estos últimos creen que la novela de Frederick Forsyth (1972) “El expediente Odessa” es la que finalmente articula en su ficción literaria teñida de hechos reales, la tal Odessa.
Lo cierto es que si existió, se ocupó de los grandes: Martin Bormann, Adolf Eichmann, Josef Mengele, Erich Priebke o Klaus Barbie por citar algunos ejemplos.
En Sudamérica se la vinculó siempre a tres países que comparten frontera: Argentina, Brasil y Paraguay dentro de un territorio muy preciso que hace relativamente poco tiempo fue motivo de una investigación arqueológica por la UBA/Conicet (“Arqueología de un refugio nazi en la Argentina-Teyú Cuaré”, Daniel Schávelzon y Ana Igarreta, Editorial Paidós) y que permite pensar en una verdadera organización detrás de esa construcción y de cierto grado de connivencia con algún tipo de organismo oficial.
Descubierta en 1999 como producto “turístico”, se encuentra oculta entre dos acantilados, no puede ser vista aún usando el Google Earth por la solidez y sofisticación del bunker con paredes de casi tres metros de espesor. Contaba con un salón comedor, dos dormitorios, depósito, cocina, baño con bañadera de azulejos, cañería de hierro e instalaciones para agua fría y
caliente. Esta estructura más los objetos allí encontrados muestran claramente que tenía el diseño de una vivienda refugio con detalles para costumbres refinadas. También se hallaron monedas acuñadas entre 1938 y 1942 de distintos países, algún recorte periodístico del diario La Prensa de 1932, vajilla de porcelana y fotos de Hitler.
La leyenda del lugar sostiene que fue el hogar refugio de Bormann pero que en realidad, como cita Alfredo Serra en su nota sobre el tema (Infobae), la fortaleza inexpugnable fue diseñada para el Führer que, por supuesto, nunca usó.
Lo cierto es que salvo esa curiosa construcción no se encuentran pruebas o documentos sobre la existencia formal de la organización operando en connivencia con el gobierno de Perón, salvo las fabricadas por el gobierno de los EEUU cuando, terminada la guerra y hasta 1947, se replantea la relación de enfrentamiento a la de aliado de segundo orden.
Es Washington quien en el período que va desde 1943 a 1947, pone la luz sobre figuras y episodios, la mayoría reales, pero dándole un carácter de verdadera organización en la Argentina con apoyo del gobierno peronista, proyectando hacia el resto del mundo un especie de “antro y protección de los criminales nazis” y ni siquiera descartaban al propio Hitler viviendo en una lejana cabaña en Bariloche. Sacaban así del paisaje a su gran aliado en América del Sur, Brasil, país que curiosamente sí figura como “paraíso” futuro en documentos oficiales nazis en donde aparece la propia opinión de Hitler en ese sentido. No existe en cambio mención de él sobre Argentina. Siempre se refiere a Brasil o en su defecto a Sudamérica.
Veamos entonces qué es lo que arma en realidad Perón para capturar para sí lo que la Alemania nazi dejaba en su caída en “recurso humano” interesante, no por ideología sino por lo que podían aportar casi en su totalidad desde el punto de vista técnico o científico.
Sólo para recordar el contexto, cinco años antes, en 1940, la prensa nacional, salvo el diario de Natalio Botana “CRÍTICA” que desde el principio descreyó de la propaganda nazi, tenía posiciones tanto editoriales como de artículos firmados que hoy serían escandalosos.
“LA RAZÓN” ese año recién comenzó a dejar su claro discurso antisemita para empezar a criticar al gobierno nazi.
“LA NACION”, si bien siempre catalogó al régimen nazi de dictadura, no cuestionó sus políticas racistas y antisemitas hasta finales de 1938. Cuando estalló la guerra, tuvo siempre palabras laudatorias para Mussolini como el hombre que traería la paz a Europa. Recién a fines de 1940 adoptó una línea clara de denuncia al totalitarismo.
“LA PRENSA” ciertamente desde el comienzo cuestionó fuertemente la llegada de Hitler al poder, pero con el tiempo comenzaron a aparecer artículos que destacan los esfuerzos del gobierno nazi en su lucha contra el comunismo y la efectividad de las políticas sociales. También, como los demás, será en el comienzo de la década del 40 cuando se volverá severamente crítico con el gobierno alemán no así con el Duce italiano en quien depositaba también esperanzas en cuanto a su rol de “pacifista”.
Estas citas no son a manera de denuncia, por el contrario tratan de explicar lo que era el nazismo en su contexto de época. Las atrocidades aparecerán claramente una vez terminada la guerra bajo el paraguas de que había que “recuperar al pueblo alemán” para la lucha contra el comunismo.
Por lo tanto, la denuncia de los campos de concentración y el juicio de Nuremberg tuvieron un principio y un final por “las nuevas exigencias del mundo bipolar”. Recién a mediados de la década del 60, los documentales que consiguen liberar material de censura de guerra, el cine, la literatura y la masividad de la televisión convertirán en globales las imágenes del plan de exterminio ejecutado por Heinrich Himmler.
Ahora bien, veamos cómo estaba estructurado “el Odessa criollo” organizado por Perón en su presidencia que no distaba mucho de la que tenían la mayoría de los países, sólo que era mucho más precario y tenía por objetivo reclutar lo que las potencias (EEUU, URSS, Inglaterra, Francia) descartaban porque tenían “mejores opciones”.
Se habían armado tres estructuras que funcionaron con cierta coordinación hasta fines de 1947 cuando a partir de la nueva política entre
EEUU y Argentina, Perón decidió desactivarlas gradualmente: La Dirección de Inmigraciones, el grupo de allegados y las oficinas de presidencia.
En la primera, el hombre responsable era Santiago Peralta, maestro de profesión, se desempeñaba como Inspector General de Escuelas y en la década del 20 se doctoró en Antropología en la UBA. De fuerte militancia yrigoyenista sufre un “destierro” en la década del 30 en Alemania, donde trabaja en la Universidad de Berlín y también forma parte del Instituto Iberoamericano del Tercer Reich. A su vuelta en los años 40 adscribió al nacionalismo vernáculo. En 1945 es nombrado, a propuesta del General Felipe Urdapilleta, Ministro del Interior del gobierno del General Farell, en la Jefatura de la Dirección de Inmigración. Confirmado en 1946 se le encarga la creación del Instituto Étnico Nacional.
El grupo de allegados tenía en Juan Carlos Goyeneche uno de sus principales actores. Entusiasmado con las dictaduras europeas y fuertemente ligado a los grupos nacionalistas católicos, aprovechó su cargo de Agregado Cultural en Madrid (1942) para reunirse con Franco, Mussolini, Salazar y Laval. Pero no llegó nunca a Hitler sólo a Ribbentrop y Himmler. Su principal problema para relacionarse fuertemente con el nazismo era lo ateo de ese movimiento y la forma despectiva y también persecutoria que el mismo tenía sobre los católicos y el Vaticano. El “Bebe” como se lo conocía, menciona en varios informes que, en su reunión con Himmler, éste le decía que no encontraba diferencia en el discurso que en su pueblo daba el cura con el del dirigente comunista. (Este personaje termina siendo comando civil durante la autodenominada revolución libertadora como consecuencia del rompimiento de Perón con el Vaticano y durante breve tiempo Secretario de Prensa del gobierno de facto)
También participaban de este grupo: Pierre Daye, belga, colaboracionista con los nazis durante la guerra, Jacques Marie de Mahieu, antropólogo francés también colaboracionista con las fuerzas de ocupación, Branko Benzon, croata, médico, que terminó siendo por un tiempo médico personal de Perón.
Las aquí llamadas Oficinas de Presidencia, por su ubicación dentro de la Casa de Gobierno, eran comandadas por Juan Duarte, hermano de Evita, y
Francisco Dodero, empresario naviero, y coordinadas por Rodolfo Freude, conocido como ´´Rudi´´, hijo del empresario Ludwig Freude amigo del Presidente, quien lo había refugiado en su casa de verano en una isla del Tigre cuando fue destituido de sus cargos en el gobierno de Farrell.
Finalmente, el nexo entre Migraciones, allegados y la oficina de Freude, estaba a cargo de Carlos Horst Fuldner, un argentino/germano quien había participado en la guerra con el grado de Capitán de las SS y a su vuelta fundó la empresa CAPRI (Compañía Argentina para Proyectos y Realizaciones Industriales).
Si tuviéramos que evaluar los resultados hasta 1948, en que dejó de funcionar coordinadamente, la más beneficiada fue la Fuerza Aérea que con la inclusión de Kurt Tank y numerosos pilotos, técnicos y ex oficiales de la Luftwaffe, la convirtieron en poco tiempo en la fuerza más poderosa de América Latina.
El resto, con el proyecto Huemul y Richter adentro, no prosperaron en sus propósitos originales y lo que quizás sí ocurrió, pero de manera natural fue la incorporación de mano de obra técnica muy calificada como producto de la inmigración natural que la Argentina recibió una vez terminada la guerra.
Posiblemente algunos de los protagonistas citados hayan participado con grupos locales en apoyatura de criminales de guerra famosos como Mengele o Eichmann en su paso por el país o su instalación en él y queda claro también que no había interés del gobierno en perseguirlos aunque desde 1947 tampoco ningún gobierno occidental lo tenía.
“Se trata de encender soles artificiales en la tierra.” (Juan Domingo Perón. Presidente. 1949)
“…lo que los norteamericanos consiguen en el momento de la explosión con su bomba de Hidrógeno, en la Argentina ha sido efectuado ya en los laboratorios y bajo control.” (Ronald Richter. Doctor en Física, Universidad Carolina de Praga. 1951)
“La investigación es una disciplina que se aprende al lado de aquel que sabe hacerlo.” (José Antonio Balseiro. Doctor en Física, Universidad Nacional de La Plata. Reportaje en la revista TIME. 1960)
Los caprichos del destino y como es habitual en estas crónicas, nuestra curiosidad, también nos remiten a una carta fechada el 2 de agosto de 1939 en Peconic, Long Island (EEUU) cuya escritura era el producto de la charla entre dos viejos amigos, Albert Einstein y Leó Szilard. Ambos físicos, ambos exiliados en Norteamérica, ambos judíos que habían escapado a la persecución nazi o, lo que era peor, a la obligación de trabajar para ellos.
El emisario de ésta fue Alex Sachs, economista de Lehman Brothers, quien era amigo personal del destinatario: Franklin D. Roosevelt.
En ella, Einstein explicaba la posibilidad de que se use uranio para hacer bombas “extremadamente poderosas” en un futuro inmediato. Un dato no menor era que los alemanes habían conseguido la fisión del uranio y la reciente anexión de Checoslovaquia les aseguraba grandes cantidades de este material.
Dos puntos centrales eran demandados en la misiva: Estados Unidos debía asegurarse el suministro de uranio y acelerar la investigación nuclear. Diez días después nacía el llamado Comité Briggs, considerado el germen del proyecto MANHATTAN que desarrolló la bomba atómica.
Será por esta carta que Einstein fue considerado uno de los padres de la bomba. Esta situación lo amargaba profundamente siendo él un convencido pacifista. Por otra parte tal afirmación no era cierta, no sólo porque no participó en el proyecto (sólo le
pidieron que resolviera un problema en 1941, cuestión que le ocupó sólo dos días) sino que además estaba vetado por Edgar Hoover (FBI) quien lo consideraba filo comunista.
Finalmente, en una de las acciones más discutidas de la guerra, el 6 de agosto de 1945 estalla la bomba atómica en Hiroshima y tres días después en Nagasaki. Truman anunciará al mundo el comienzo de la era y el terror nuclear con estas palabras: “Esta bomba tiene el poder de 20.000 toneladas de TNT…hemos gastado más de 2.000 millones de dólares… y hemos ganado.”
El 25 de diciembre de 1947 el Mayor Gallardo Valdez, agregado militar en Estocolmo, recibe la orden de viajar a Oslo con la misión de trasladar personalmente a la Argentina a tres hombres a través de la llamada “Comisión Peralta” integrada por Juan Duarte y Alberto Dodero que tenía el objetivo de “facilitar la llegada a nuestro país de aquellos hombres que podían prestar importantes servicios a la patria”.
Uno de esos hombres será Kurt Tank llegado al país en 1948 bajo el nombre de Pedro Jorge Matías quien será el artífice de la creación y diseño de uno de los cazas más avanzados del mundo, el Pulqui II, que el 9 de febrero de 1951 fue presentado al público en el Aeroparque de Buenos Aires.
Precisamente él será quien introducirá ante Perón a su gran amigo, el físico austríaco Ronald Richter, quien también había sido beneficiario de la Comisión Peralta que se ocupó de su traslado de París a Buenos Aires adonde arribó el 24 de agosto de 1948.
Sin antecedentes académicos relevantes comprobables, tenía una personalidad fascinante y un discurso, que el científico argentino Mario Mariscotti autor del libro “El secreto atómico de Huemul” describe de la siguiente manera “…habla como si fuera el Papa”.
En su primera reunión con Perón y el Brigadier Mayor César Ojeda se muestra tremendamente convincente y empatiza enseguida con el entonces presidente. Su proyecto era lograr la fusión nuclear controlada para generar energía en base a un plan propio que ahorraría al país millones de dólares. Consigue entonces el apoyo necesario para que “con fondos reservados” se empezaran a financiar sus investigaciones destinándole un espacio al efecto en Villa del Lago en la provincia de Córdoba.
Un misterioso incendio en sus laboratorios, cuyas causas nunca fueron desentrañadas, su insistencia en la creación de un organismo para la investigación nuclear más ciertos relatos de espías y sabotajes, llevan a que Perón autorice la búsqueda de un lugar independiente para desarrollar el proyecto que tomará el nombre de la isla elegida a 60 km de Bariloche: HUEMUL.
La que en teoría iba a ser la primera planta nuclear argentina ya necesitaba de formalismos institucionales que además pudieran justificar el importante presupuesto que para la época se destino a su construcción. Es así que el 31 de mayo de 1950 por decreto
Número 10.936 se crea la Comisión Nacional de Energía Atómica. El General Juan Domingo Perón será su primer presidente y el coronel Enrique P. González el Secretario General.
Se montó una logística que permitiera desde trasladar las bolsas de cemento a Bariloche y desde allí a la isla hasta conseguir instrumentos de altísima precisión en Europa por vías en general no oficiales. Holanda se convirtió en un gran proveedor en general y la empresa Philips en particular, actuando varias veces como intermediaria o en procesos de triangulación. Fabricaciones Militares, el Ejército y la Fuerza Aérea desarrollaron una intensa actividad y fueron los grandes protagonistas en la ingeniería civil y transporte de insumos.
Ya a comienzos de 1951 había más de 400 personas trabajando en el complejo además del personal de Gendarmería Nacional que tenía a su cargo la seguridad de la isla a las órdenes de Richter por delegación directa del Presidente de La Nación.
Lo que siempre llamó la atención fue el total divorcio del físico austriaco con sus colegas de las universidades argentinas y la ausencia de intercambio académico con otros centros de investigación nacionales e internacionales. Su argumento favorito era “que había mantener el secreto” y que cuanto menos supieran era tanto mejor.
Casi imprevistamente y después de una inversión oficial de más de 66 millones de pesos, que al cambio de esa época eran aproximadamente unos 15 millones de dólares, cifra a todas luces exigua dada la magnitud del proyecto, el 24 de marzo de 1951 a media mañana de un sábado, cuando en el mundo el general MacArthur ordenaba en la guerra de Corea el cruce del paralelo 38 y se conocían sus declaraciones acerca de un posible bombardeo nuclear a China, en una conferencia de prensa ante sorprendidos periodistas Perón leyó un escueto mensaje: “que en la planta atómica de la isla Huemul se habían logrado reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala técnica.”
A continuación, el presidente explicó que Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia habían seguido el camino de la fisión nuclear de elementos pesados, en cambio, la Argentina eligió el riesgo de crear un camino nuevo mucho menos costoso y con ensayos previos exitosos como los que se realizaron en la planta piloto instalada en la isla Huemul alcanzando el objetivo propuesto.
Luego habló Richter, quien agregó “… tengo interés en afirmar que esto no es una copia del extranjero. Es un proyecto completamente argentino.”
Noticias Gráficas alcanzó a incluir el anuncio en su sexta edición: ´”Provocó sensación el anuncio de que el país tiene la atómica.”
El domingo, La Razón tituló: “La Argentina ha logrado producir energía atómica.”
The New York Times incluyó en una columna de primera plana: “Perón anuncia una nueva forma de extraer energía del átomo.”
The Time también menciona en nota de primera plana: “Energía atómica barata a través de un proceso original, según el presidente Perón.”
La Agencia France Presse en extenso artículo se pregunta “… si eventualmente la Argentina no lograría romper a su favor el equilibrio de fuerzas en el cono sur.”
Luego de este anuncio y una vez pasada la euforia, todas las noticias que llegaron de la isla y del científico austríaco a la Casa de Gobierno eran al menos confusas en cuanto a “los progresos” del proyecto y definitivamente preocupantes en cuanto a las actitudes personales del científico que denunciaba permanentes conspiraciones y ataques a su accionar.
Perón se empieza a desentender. Hay problemas más urgentes y 1952 amenaza con ser un mal año. En agosto, en una reunión reservada, el Presidente le ofrece al Capitán de Fragata Pedro Iraolagoitia que se haga cargo de la CNEA, inaugurando así una tradición en la Marina de Guerra que desde ese momento y hasta la restauración democrática de 1983, estuvo involucrada directamente en su desarrollo. El capitán Iraolagoitía debía resolver el tema Richter. Ese mismo mes en un operativo conjunto con fuerzas del Ejército se neutraliza a la gendarmería y la Armada interviene la isla desalojando a Richter y poniendo fin a una aventura propia de la inmediata pos guerra.
En septiembre desembarca en Huemul la Comisión Fiscalizadora del proyecto. La integran: José Balseiro, Mario Bancora, Manuel Beninson, Otto Gamba y Juan Bussolini. En apretada síntesis el informe señala: “…las afirmaciones del Doctor Richter no corresponden a hechos comprobados con criterio científico” (…) “no había ningún dispositivo que pudiera generar o contener una reacción termonuclear controlada” (…) no existía ningún tipo de escrito académico” (…) “no había publicaciones científicas del proyecto”.
Aún así, José Antonio Balseiro y sus colegas Gaviola y Báncora coincidieron que esta “desafortunada experiencia” tenía algo muy positivo que era la necesidad de formar científicos y tecnología en la Argentina para lo cual propusieron el proyecto de formar físicos del más alto nivel internacional.
A fines de 1952, Balseiro fue designado director del Instituto de Física de la Universidad de Buenos Aires y desde allí organizó los muy afamados cursos de verano del actual Centro Atómico Bariloche durante 1954 y 1955. Precisamente en 1955 se instaló definitivamente en Bariloche y utilizando parte de las instalaciones del Proyecto Huemul, la CNEA creó, en conjunto con la Universidad de Cuyo, el Instituto de Física de Bariloche (Hoy Instituto Balseiro). A los 39 años fue designado director del Centro Atómico y a su temprana muerte en 1962, la Argentina ya lideraba ampliamente las investigaciones en
tecnología nuclear en el cono sur y hoy es uno de los muy pocos países que construye y exporta reactores nucleares.
Richter vivió hasta 1991 en Monte Grande, Provincia de Buenos Aires, en una humilde casa que le cedió el gobierno luego de su expulsión. Está claro que su estafa no perseguía fines económicos, quizás tuvo una mirada del futuro que no sabía plasmar, pero tal vez, sólo tal vez, construyó el ambiente para quienes sí sabían, se habían formado y estaban dispuestos a trabajar.
Hoy a las 19 la entrevista en el canal de Instagram del Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires @circulodeperiodistasbsas o en @hernancolli
El periodismo en el siglo XXI tiene una historia que indefectiblemente representa una asociación de doctrinas, de fuerza, de talantes, de espíritu que se ha ido dando a través de décadas. Una muestra puede verse en la fundación del Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires, a partir de la idea de un grupo de hombres de prensa de La Plata, que el 1º de junio de 1908 en los salones del Jockey Club, acordaron la constitución de un centro de cultura y de beneficio material para sus futuros asociados.
¿Qué elementos tecnológicos tenía ese tiempo? La imprenta lo era. Aquel encuentro fundacional, reunió a Pedro Cufré, Pedro A. Cavello, Eduardo Peralta Martínez, Miguel A. Fuile, José Linera, Alfredo De Cucco, José De Sagastizábal, Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte) y Manuel Godoy, todas personalidades ilustres que iniciaban un camino de fecunda actividad en apoyo de los periodistas y de la comunidad en general. Curiosamente no había mujeres, al menos no tenían la visibilidad que deberían tener, la ausencia es una atribución que corresponde a la época de los acontecimientos.
No se podía pensar en ese momento lo que sucedería 112 años después de aquella fundación, tal como sería difícil pensar ahora en el año 2132, cuando se cumplan otros 112 aniversarios. ¿Qué elementos tecnológicos existirán? Imposible especular en lo que será por ejemplo, una red social de ese tiempo por venir.
En 1908 todos los fundadores tenían consigo la llama de lo nuevo, de la aventura, de lo desconocido por conocerse. Una muestra clara lo son las acciones desarrolladas en defensa de las libertades ante los atropellos y los avances que, en determinado momento, se intentó imponer sobre los periodistas, que tuvieron su punto culminante en la Convención de 1934 cuando, precisamente, un representante del Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires logró la sanción de las normas que actualmente salvaguardan el ejercicio profesional del periodismo.
Al aludir a la trascendencia alcanzada por la institución en todo este tiempo no pueden obviarse, que hasta la instauración del “Día del Periodista” el 7 de junio, surgió por iniciativas provenientes de quienes forjaron la historia del Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires. A lo largo de tantos años, la entidad marcó una línea de continuo progreso en materia de realizaciones, intervención en todos los campos y hasta su injerencia en la redacción del Estatuto del Periodista Profesional.
El Círculo de Periodistas durante toda su historia tuvo su sede en diversos lugares de la Capital Provincial: Una sala cedida por el Jockey Club en 1908, un edificio en la calle 54 entre 4 y 5 y finalmente el 10 de noviembre de 1934, la entidad tomó posesión de la sede actual en la calle 48 entre 5 y 6. El edificio fue transformado en su estructura arquitectónica y habilitado el 29 de diciembre de 1937. Sus muros muestran la historia. Pero basta con mirar en derredor para notar la tecnología que se ha ido apropiando del lugar. Una intervención real. Una mano invisible que se transforma en una fuerza en la que todos deben aprender y aggiornarse. Ese proceso complejo, ese resultado de factores que hace la historia de las mujeres y los hombres dentro de la institución.
Las y los profesionales nucleados en el Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires han hecho visible lo invisible. Por allí reside el sentir de la elección al momento de pertenecer al periodismo. Son las personas que pueden denunciar lo que debe ser denunciado. Las que están en el detrás de escena. Ocupan un lugar de preponderancia necesario para el buen funcionamiento de la sociedad.
El año 2132 está lejano, pero sin dudas llegará. Los cambios de ese tiempo no se conocen. Podemos mirar con certezas el pasado, pero con incertidumbre el futuro.
El presidente del Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires, Eduardo Tucci y su vicepresidente, Hugo Mársico, llevan adelante la magnífica labor junto a los integrantes de comisión directiva y los socios. El espacio público es el lugar de trabajo de las y los periodistas. Así como aquellos hombres se centraron a principios del siglo pasado, en la sustancia de un desarrollo profesional, hoy la institución centenaria celebra ser parte de todos los análisis, de los debates, de la representación de las y los ciudadanos. Un organismo que está enfocada en una conducta irrevocable de esfuerzo, espíritu, solidaridad y vocación.
La Comisión Directiva del Círculo de Periodistas de La Provincia de Buenos Aires envía un cálido saludo a las colegas y a los colegas Periodistas que el 7 de Junio celebran su Día.En este tiempo Inédito de Pandemia y de Cuarentena Obligatoria por el Coronavirus Covid 19 destacamos la esencial tarea periodística para mantener bien informada y con responsabilidad a la población. Asimismo señalarles que acompañamos y tenemos en claro las problemáticas del sector, más en esta época de profundas transformaciones y de los nuevos desafíos que tiene el periodismo ante el avance de las nuevas tecnologías.Desde nuestro histórico Círculo de Periodistas, que el 1 de junio cumplió 112 años de vida, queremos destacar con orgullo que fue nuestra entidad la que impulsó, en 1938, en un congreso nacional de periodistas en Córdoba, para que el 7 de Junio sea el Día de Periodista en recordación del primer diario Patrio creado por Mariano Moreno el 7 de junio de 1810.Feliz Día queridas colegas y queridos colegas Periodistas!
El Círculo de la Provincia de Buenos Aires realizó con el Sindicato de Prensa y la Municipalidad de La Plata la vacunación antigripal
Con una asistencia de gran cantidad de Periodistas, se llevó a cabo la jornada de vacunación antigripal, que se realizó este martes entre las 10 y 13 horas en el Sindicato de Prensa Bonaerense, que junto al Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires y la Municipalidad de La Plata, desarrollaron la campaña tan necesaria en los tiempos de Coronavirus. La jornada contó con la presencia de autoridades del Sindicato, de la Municipalidad y del Círculo, representado en la figura de su vicepresidente, Hugo Marsico y el integrante de la comisión directiva, Felix Lugones.
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